16 sept 2012

  Siempre creí que no existen los extremos, aunque en ocasiones prefiero tomarlos, tomar esos extremos socialmente juzgados y demostrar que después de vivir zigzagueando entre dos polos conformamos una dualidad eterna. No hay extremo lo suficientemente completo, no somos bien sin mal, ni mal sin bien. Estamos sumidos en una totalidad en equilibrio que tiende a disiparse con las repercusiones de nuestras propias decisiones. No somos, sólo estamos. No cometemos errores, solo nos desviamos. No hacemos cosas buenas, salimos de ese equilibrio para por un segundo pensar en alguien mas.
 Somos sólo grises en este mundo cromático.